Departamento de Filología Clásica

Aunque tradicionalmente la Filología se asocia a las letras, su complejidad resiste las clasificaciones que definen los estudios literarios. Esta disciplina ha sido largamente asociada y confundida con otras como la historia, la teoría literaria o, más modernamente, con la lingüística. En todos los casos, es el enfoque el que determina la diferencia. Historia y Filología pueden compartir un mismo objeto, pero no son los hechos históricos en sí lo que preocupa a esta última, sino el discurso que los transmite.

La Filología Clásica se ocupa, por un lado, de la lengua y la fijación, interpretación y comentario de un texto grecolatino, valiéndose de una metodología específica (la crítica filológica). Asimismo, se ocupa de las ideas, costumbres e instituciones imbricadas en cualquier producto cultural (filología literaria); desde luego, esta línea de trabajo demanda un diálogo fluido con otras disciplinas como Filosofía, Antropología o Historia.

El estudio del latín o el griego no es un fin en sí mismo para los estudios filológicos clásicos, ni allí se agotan los problemas que trae el siempre deseable manejo directo de las fuentes. Desde el punto de vista formal, los códigos de escritura –simplificados por el advenimiento de la imprenta– son un obstáculo en esta área de estudios, que por ello echa mano de la paleografía, la papirología y la epigrafía. Una vez delucidado un texto y traducido su significado primero, se abren las puertas de otro nivel de investigación, el propiamente literario. Será, sin embargo, el carácter del objeto de estudio el que determine qué otras disciplinas pueden nutrir el análisis, ya se trate de un texto filosófico, histórico o técnico.

Dada la amplitud de la disciplina, se definen ejes temáticos o niveles de trabajo a partir de los cuales se elabora la propuesta de las unidades curriculares impartidas por el Departamento de Filología Clásica. En términos generales, estos son tres:

1. Crítica filológica. En su aspecto ecdótico o de crítica textual, reúne los aportes de paleografía, epigrafía y otras disciplinas auxiliares.

2. Lenguas clásicas. Opera a partir del análisis lingüístico de las lenguas de cultura, procede por reconstrucción y comparación, tanto para la actividad de traducir como para la descripción de las estructuras lingüísticas y las posibles elaboraciones teóricas sobre el léxico, la morfología y la sintaxis.

3. Letras clásicas. Basados en el análisis literario y la hermenéutica, los estudios de las literaturas antiguas hacen foco en los autores clásicos, los sustratos arcaicos de la producción y la tradición literaria que fundamenta las bases humanísticas y la continuidad de la cultura de Occidente.



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